Este nivel de madurez puede variar en función de las herramientas y procesos que ya tenga implementados, para saber cuáles son los siguientes pasos a dar.
La transformación digital es aplicar las nuevas tecnologías a toda la cadena relacionada con el producto: diseño, marketing, ingeniería, infraestructura, desarrollo de productos, ventas y operaciones.
La digitalización no es otra cosa que convertir lo tradicional en digital, y aunque contribuye desde luego a la transformación digital, no implica necesariamente este proceso transformador.
La capacidad de una empresa ofrecer una experiencia de usuario en sus productos que sea convincente, atractiva y exitosa se ve afectada directamente por la capacidad de la empresa de coordinar el trabajo de sus áreas de diseño, marketing, ingeniería, infraestructura, desarrollo de productos, ventas y operaciones.
Para lograrlo, el diseño de la estrategia debe abordarse desde un punto de vista más alto, a nivel organizacional y no solo desde el nivel operativo.
En este caso, la empresa apenas ha desarrollado sus canales digitales, no ha explotado el potencial de la web, ni ofrece todos los servicios y/o productos a través de este canal.
Durante esta fase, es normal que la empresa comience a plantearse iniciativas digitales de forma natural, donde el mercado y la competencia conducen a ello.
Es frecuente toparse con reticencias al cambio debido a una escasa cultura digital o al escepticismo sobre el valor de este proceso.
Empresas que han desarrollado los canales digitales, pero con una experiencia escasamente uniforme.
Aunque el negocio trata de remar hacia una experiencia completa en los distintos canales mejorando y personalizando la atención al cliente, factores de relevancia como la inteligencia basada en datos, aún suponen un elemento barrera.
Lo bueno de una empresa que se reconozca en este punto es que ya ha dado un importante paso: el de concebir la transformación digital como una necesidad. Definir un plan estratégico que le permita acercarse a ese objetivo.
Las empresas que pueden categorizarse como expertas llevan a cabo iniciativas transformadoras y están vertebrando una cultura y una organización digitales.
Poseen todos los canales digitales plenamente desarrollados.
A la vez integran la recogida y el posterior análisis avanzado de los datos. Esto supone una enorme ventaja competitiva al derivar, entre otras cosas, en una mejor segmentación sociodemográfica de su público objetivo.
Para dar un paso más allá les falta aún situar al cliente en el centro de su estrategia, uniendo tecnología y negocio y explotando masivamente los datos que tienen a su alcance.
La empresa está en la situación es que ya domina la transformación digital y está preparada para los cambios que necesite acometer en los próximos años.
El negocio se centra en el cliente, con todos los canales plenamente desarrollados y además personalizados. La micro segmentación gracias al análisis masivo de datos les permite contar con una notable ventaja, la de anticiparse a las necesidades de los clientes superando sus expectativas.
Estas empresas también cuentan con un plan estratégico que les permita seguir integrando iniciativas digitales, midiendo sus resultados de forma empírica.
Puede aumentar el número de clientes fieles y que repiten con una correcta optimización de UX. Porque si entiendes los problemas y las necesidades de tus clientes, puedes mejorar su experiencia e impulsar las conversiones.
La comprensión y la facilidad de comprensión de los elementos, son fundamentales para el éxito de una web. Los clientes deben tener suficiente información para poder tomar una decisión de compra informada.